No cabe duda que la presencia del lobo en la comunidad de
Madrid, es prácticamente ya del dominio público. Son pocos los madrileños que
no saben o conocen de la existencia del cánido social en nuestra sierra. A
pesar de que esta “nueva” presencia, hacia varias décadas que no se sabía nada
de él, es relativamente reciente, los ganaderos se han tenido que poner las
“pilas”, para evitar tener sustos. Todos sabemos que una de las medidas
adoptadas, y que mejor funciona, es la presencia de mastines que guarden o
acompañen al ganado o rebaño.
Es curioso, pero donde hay lobo, suele, y digo suele, haber
presencia de mastines, pero sin embargo a veces donde hay mastines, a veces no
hay lobos. Quiero pensar que es una reminiscencia de una anterior época en la
que si hubo y el can doméstico cumplía su papel.
El caso que nos ocupa, en la Sierra madrileña, es una zona
donde hay presencia de los dos cánidos, el salvaje y el doméstico. Se trata de
una zona donde el año pasado confirmamos la cría del lobo, y este año queríamos
confirmar que seguían asentados en la misma zona.
Como expertos en el seguimiento de la población de lobo de la
Comunidad de Madrid, este grupo reproductor lo llevamos siguiendo varios años,
pero tenemos la casi certeza que está en constante rivalidad por territorio con
un grupo cercano, habrá que comprobarlo, seguiremos pisteando, haciendo esperas
e interpretando lo que nos encontremos.
Durante el último asomo a la zona que hicimos, nos
encontramos con alguna sorpresa…., en uno de los recorridos para la
localización de marcajes y huellas además de las consabidas y esperadas huellas
de mastín, de los rebaños de la zona, que dejan una huella de dimensiones
típicas de la raza, pero que a veces te deja con la intriga, por sustrato donde
se observa, por el paso que lleva el animal, etc., en esta ocasión encontramos
tres excrementos muy juntos en la pista de muestreo que llevábamos, dos de
ellos con verdaderos indicios de ser depositados por el cánido salvaje, por su
contenido, y un tercero, sospechosamente depositado por un cánido doméstico.
Nosotros hemos interpretado la secuencia de deposición en
base a la etología de los marcajes tanto de lobo como de perro, y hemos llegado
a la conclusión de que las marcas se deben a que el territorio es compartido
por ambos cánidos, uno el salvaje, por ser parte de su límite territorial y el
otro el mastín por estar dentro de su zona de trabajo, zona de campeo de su
rebaño.
Como es lógico a estos indicios hay que sumarle la
localización de otros, huellas y más excrementos que apoyen la teoría de la
existencia del cánido salvaje en estas tierras.
Seguiremos visitando la zona, no nos quedaremos con las ganas
de saber cómo termina esta historia de lobos Vs mastín