lunes, 28 de noviembre de 2016

Roble melojo, el Quercus de nuestra sierra.



El roble o melojo, (Quercus pyrenaica. Wild. 1805), es el árbol representativo de la familia de los Fagáceas, en nuestra sierra. Su distribución en toda la cuerda del sistema central permite que disfrutemos del robledal en muchas de las sendas establecidas al efecto. Al melojo lo vamos a poder encontrar a partir de los 800 metros aproximadamente llegando incluso a llegar a los 1600 metros de altitud, a estas alturas ya se va mezclando con el pinar y en la parte más descendente de su distribución con el encinar.


Como árbol caduco, tiene un comportamiento marcescente, o lo que es lo mismo, la caída de la hoja se produce en la primavera con el nacimiento de las nuevas. Esta hoja característica con forma lobulada y gran tamaño se presenta con un aspecto aterciopelado por la presencia de pilosidades tanto en el haz como en su envés. De color verde oscuro en el haz y claro en el envés, se torna a pardo en el otoño, dando el aspecto de haberse secado. Las flores que aparecen en el mismo árbol, tanto las masculinas en forma de amentos como las femeninas solitarias o en grupos de tres o cuatro naciendo en las axilas de las hojas del año anterior, permitían la formación del fruto del roble, la bellota, de aspecto más globosa y más grande que la de la encina, pero que a diferencia de esta presenta una pulpa amarga al gusto, lo que la hace prácticamente incomestible para nosotros pero no para el ganado, que aprovecha este recurso en el otoño con su caída.


En alguna ocasión, algunos de nuestros acompañantes en las sendas guiadas por las rutas ofertadas, han notado la presencia de un “fruto”, de aspecto globoso, como una pelota de ping-pong, y una corona de unas protuberancias en forma de espinas y siempre de color amarronada, confundiéndolo con el fruto del roble. Por regla general este “fruto”, se suele encontrar pegado en las ramas, pero cuando hemos tenido la oportunidad de coger alguno para mostrar lo que es en realidad, las caras de los visitantes iban cambiando a medida que íbamos dando la explicación.


En realidad estos “frutos”, no son tales, se trata de una formación que produce el árbol, denominado “agalla”, o gallaron o agallarón, o abogalla, depende de las zonas cámbia el nombre, pero todas las acepciones significan lo mismo,  se trata de algo que produce el roble para envolver la puesta de un huevo de avispa, en este caso, la avispa del roble, porque el árbol considera que se trata de una amenaza para él, por lo que forma una especie de envoltura para evitar una posible lesión. A la vez el huevo de la avispa sale beneficiado porque se va a ver protegido durante su desarrollo hasta la fase de larva momento en el que hará un agujero en la agalla para poder salir y terminar su metamorfosis, por este motivo nos podemos encontrar agallas con agujero, en las que la larva de la avispa ya ha salido, y agallas sin agujero en las que la larva todavía se encuentra en el interior.