MADROÑO ARBUSTO DE OTOÑO.
Arbutus
unedo L. Madroño, madroñera, borrachín en Asturias… Su nombre
deriva del latín, “arbolillo”, “unus” y
“edo”, que viene a decir uno solo. La concentración de alcohol de su baya puede
producir embriaguez, de ahí, solo comer uno, ya lo decían los romanos, de esta
baya no debes comer muchas dan dolor de cabeza y sientan mal al estómago.
El madroño tiene porte arbustivo, aunque puede llegar a
alcanzar los ocho metros de altura, su corteza suele ser pardo rojiza
manifestándose la característica de agrietarse longitudinalmente. Las hojas suelen ser coriáceas y persisten
todo el año, se parecen mucho a las hojas de laurel (Laurus nobilis).
Las flores cuelgan en forma de ramos siendo unas inflorescencias características
de color blanco amarillento con forma de copa, siendo la época de otoño cuando
florecen los madroños, coincidiendo con las bayas del año, por lo que en el
mismo pie de árbol podremos encontrar las bayas del año anterior y las flores
del presente año, siendo estas las más buscadas por los insectos en esta época
del año.
A pesar de no formar bosques, se les suele relacionar con
asociaciones de encinar, alcornoques e incluso en el norte de España con
robledales y castañares, a pesar de todo el sotobosque al que pertenece cuenta
con especies como el lentisco (Pistacea
lentiscus), majuelo (Crategus
monogina), durillo (Viburnun
tinus) y brezo (Erica arbórea).
Podemos definir al madroño como un arbusto piroresistente,
siendo una de las especies que primero rebrota desde la raíz después de un
incendio, permitiendo mantenerse si no se arranca la raíz.
Para terminar nos quedaría hablar del madroño como parte del
escudo de Madrid, donde aparece junto a la figura de un oso (Ursus arctos), reminiscencias de
épocas antiguas cuando en nuestra comunidad esta especie de mamífero campeaba a
sus anchas por nuestros bosques. Según algunos las imágenes quieren recordar la
relación entre iglesia y estado de esa época,
representando cada una de las especies uno de los estamentos, por un
lado el estado como dueño y señor de los terrenos y por otro lado la iglesia
como la figura que tenía derecho a
explotar los arboles su leña y sus frutos, de ahí la imagen del oso apoyado en
el madroño.
Disfrutar del colorido de sus hojas , de sus flores, dé sus
frutos, verdes, amarillos, rojos, en el
bosque nos invita como no a probar su baya, el madroño, cómo no!!, de sensación
pajiza sentiremos las semillas cuando se rompe en la boca, y no olvidemos que
solo se puede comer uno, el segundo será el principio de un dolor de cabeza…….
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